Agricultura: algunos recuerdos del siglo XX.

Mi interés por la agricultura comenzó a principios de los años 70 del siglo pasado, cuando pasé parte de mis vacaciones de verano en el campo de la región de Marche (centro-norte de la península italiana).

 Mis brillantes recuerdos de la infancia me dirigieron pronto a apreciar el campo y la vida de los agricultores. En este país, la agricultura extensiva, que trabajaba actuando la rotación de cultivos en pequeñas parcelas, era la práctica de manejo más típica de las tierras agrícolas locales. Durante el verano, el paisaje montañoso de la Región de Las Marcas se convertìa en un collage multicolor.

Mirando el campo, yo podìa escuchar el mugido del ganado bovino y, al atardecer, el olor de la leche parecìa decirme: ‘toma tu botella verde y vete a la granja lechera’. Ese fue probablemente el verdadero agriturismo. En ese momento pude disfrutar de mi vacacion entre agricutores, mirando ellos trabajando en el campo; a veces ellos me permitían tomar parte (compartir) sus trabajos. Toda mi vacaciòn se desarrollaba en este entorno natural veranero, rico de vegetacion.

Un momento especial de relax a la tarde era cuando yo y mi familia, solíamos caminar hacia el teléfono, cantando en la noche y en el camino mirando al cielo estrellado, podiamos localizar fácilmente, en la completa oscuridad, el ‘Gran Oso’ y las otras grandes constelaciones; todo alrededor de grillos y cigarras siempre cantaban también.

Mientras tanto, en los años 80 comencé a estudiar ciencias agrícolas en la universidad de Milán (Italia), pero desafortunadamente, año tras año, todo ese paisaje de ensueño estuvo involucrado en la crisis económica. La frecuente soledad, el envejecimiento de la mano de obra agrícola y la dura vida de los agricultores ha llevado a la mayoría de los jóvenes de la gestión agrícola de los campos, dejando tales paisajes, hasta entonces cuidados por los humanos, a pastos, bosques y vida silvestre. A medida que mi conocimiento en tecnología agrícola estaba aumentando el antiguo paisaje de tierras de cultivo de los appeninos marchesanos comenzó a desaparecer y la gente en el campo, año tras año, también disminuyó dejando estos lugares falto de su antigua natura agricola.